jueves, 29 de enero de 2009

a mi abuelita sacramentada del alma

(así era como nos pedía que la llamáramos).
Me enseñó a agarrar la cuchara para tomar sopa y no hacer ruido, a estar siempre con ropa interior limpia por si me pasaba algo, a tener cuidado con los hombres que te quieren agarrar el pañuelito, a cantar tangos, a tomar leche caliente con miel cuando tuviera tos, a tocar mi primer canción en el piano, a estar siempre arreglada antes de salir o abrirle la puerta a alguien, a pararme y caminar derecha, a no decir "esteee", a salir siempre sonriendo en las fotos y reirme jacarandá, a combinar expresiones del inglés, del francés y del lunfardo haciendo frases graciosas, "te quedó kimidarlín*", a elegir siempre novios altos, a tener siempre aunque sea un pedacito de chocolate en la mesa de luz, a mirar por la ventana al sol, a coser botones, a tejer crochet... y muchas cosas más. Estuvo muy presente en toda mi vida, murió ayer con casi 92 años, y va a estar conmigo siempre.

Florinda Amalia Fernández Canino.


*quería decir, te quedó precioso del inglés tomó: kiss me darling.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Flor
Es un gran tributo para una persona que obviamente fue tan importante en tu vida.
Espero que sepas que voy estar siempre acompañandote, en todos los momentos que la vida y que leo tu blog, así que no abandones!!!
Maria

editorial dijo...

Florencia: yo que adoré a mis abuelos - paternos, porque los maternos murieron antes de que yo naciera - sé perfectamente lo que se siente, aunque una ya sea grande cuando los perdemos. Perdí a mi abuela Adda, que se murió a los 92 años, después de una breve pero descarnada demencia, hace ya 13 años. Lloré como nunca antes. Sentí que aunque la lógica es esa, atrás de ella perdería a mis padres y eso me generó mucha angustia.
Quiero acompañarte en el dolor, porque lo conozco.
Aparte de eso, siento que tu abuela va a seguir siempre contigo, reviviéndola cada vez que agarres la cuchara para tomar la sopa, cada vez que te vistas, sintiendo que la ropa interior es quizá la que más nos inporta y la que más nos identifica (para conocer a un ser humano no hay como verle su ropa interior), cada vez que se te caiga el pañuelito, cada vez que cantes tango, cada vez que tengas tos o toques el piano, cuando te arregles para salir, cuando te veas caminando derecha, cuando digas esteee, cuando te saquen fotos, cuando mezcles idiomas, cuando elijas novio, en el momento de comerte ese pedacito de chocolate, al mirar el sol por la ventana, cuando hagas crochet, que supongo aprendiste de sus enseñanzas.
Que valor tienen los abuelos, son padres irresponsables, son viejos queridos.
Un beso grande en el dolor.
Daniel

flower dijo...

meris divina!!
te quiero muchísimo, besos grandes.